
Un biógrafo sostiene que en los 90 Donald Trump y Jeffrey Epstein compitieron por acercarse a la princesa Diana, lo que desató una nueva ola de polémica.
La figura de Lady Di vuelve a situarse en medio de una controversia internacional, esta vez relacionada con Donald Trump y Jeffrey Epstein. El periodista y escritor Michael Wolff aseguró que durante la década de los noventa ambos hombres tenían un objetivo común: acercarse a la princesa Diana de Gales.
La afirmación fue hecha en el pódcast Inside Trump’s Head, producido por The Daily Beast, donde Wolff explicó que tanto el expresidente estadounidense como el financiero buscaban a Diana no por un interés romántico, sino como parte de una estrategia para ganar prestigio dentro de la élite social.
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En la conversación con la periodista Joanna Coles, Wolff fue directo: “Trump y Epstein compitieron. ¿Quién sería el primero en acostarse con la princesa Diana? Ambos entendían que, en cualquier relación, siempre había algo que obtener”.
La declaración generó fuertes reacciones, pues vuelve a conectar a Trump con Epstein, quien murió en 2019 mientras enfrentaba acusaciones de tráfico sexual de menores. Según el biógrafo, Epstein incluso le mostró imágenes de Trump junto a mujeres jóvenes en su mansión de Palm Beach, fotografías que posteriormente habrían quedado bajo resguardo del FBI.
Aunque no hay evidencia que confirme la supuesta apuesta por conquistar a Lady Di, la insinuación bastó para encender un debate mediático. La controversia adquiere mayor fuerza en un contexto electoral en Estados Unidos, donde cada nuevo señalamiento contra Trump es analizado al detalle.
Lo cierto es que el magnate neoyorquino expresó en más de una ocasión su atracción hacia la princesa. En una entrevista de 1997 en The Howard Stern Show comentó que “podría haberla conquistado” y que veía posible tener una relación con ella. En el año 2000 volvió al tema y aseguró que no habría dudado en mantener un vínculo íntimo con Diana, aunque la calificó de “loca”, en un tono despectivo.
Otros testimonios han reforzado la idea de que ese interés no era bien recibido. En 2015, la periodista Selina Scott, cercana a la princesa, contó que Diana se sentía incómoda con la insistencia de Trump, quien solía enviarle enormes ramos de flores a Kensington Palace. Para ella, aquello no era un gesto romántico, sino un “bombardeo floral” que la inquietaba.
Por su parte, Trump ha intentado desmarcarse de esa narrativa. En una entrevista con Piers Morgan en Good Morning Britain, declaró: “Me gustaba. La conocí una vez en Nueva York, hicimos fila para el tren y nos dimos la mano. Fue la única vez que la vi. La respetaba, pero no me interesaba en ese aspecto. Me pareció encantadora”.
Pese a esa versión, los comentarios que dejó en programas radiales y las declaraciones de personas cercanas a Diana mantienen abierta la discusión. La sola idea de que dos personajes tan controvertidos como Trump y Epstein vieran en la princesa un símbolo de poder y estatus añade un nuevo capítulo al largo historial de especulaciones en torno a Lady Di.