Las madres más protectoras del reino animal

Estas madres protegen a sus hijos con grandes sacrificios, incluso ponen la vida de sus crías por encima de la suya, así preservan la especie

En este día tenemos esta pequeña lista de las madres del reino animal que merecen un reconocimiento, pues hacen un gran esfuerzo para proteger a sus crías; igual que nuestras madres hicieron grandes cosas para que pudiéramos llegar a ser lo que somos ahora.

Mamá oso polar

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Apartándose de toda responsabilidad, el rol de los osos polares machos en la conservación de su especie solo consiste en reproducirse para luego desaparecer, hecho que ocurre entre abril y mayo.

Unos 5 meses después, los óvulos se fertilizan y se comienzan a desarrollar. Esto se conoce como implantación diferida. Durante este tiempo la hembra se dedica a almacenar la mayor cantidad de grasa posible.

Durante el invierno las madres buscan refugios excavando en el suelo congelado, pero sin hibernar, viviendo solo de la grasa que han acumulado. Allí dan luz a sus crías, en pleno invierno, éstas se alimentan de su leche.

Mamá koala

Durante el embarazo solo se alimentan de hojas venenosas de eucalipto, que para ellas no representan ningún riesgo pues poseen intestinos llenos de bacterias especializadas para desintoxicar las hojas.

Como las crías nacen sin haberse desarrollado por completo y no poseen estas bacterias, las madres los alimentan con sus propias heces, que ya vienen desintoxicadas y con todos los nutrientes de estas plantas.

Las crías pasarán alrededor de 6 meses en la bolsa de su madre alimentándose de leche, hasta que terminen de desarrollarse sus ojos, oídos, piel y sistema digestivo.

Durante este tiempo la mamá koala duerme hasta 22 horas diarias para conservar la energía.

Mamá elefante marino

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Una vez que comienza la etapa de gestación las elefante marino comienzan a alimentarse mucho más de lo que lo hacen en su dieta habitual.

El embarazo dura 11 meses y dan a luz a una sola cría de color negro y alrededor de 35 kilogramos en promedio.

Las amamantan durante un mes con una leche que concentra tanta grasa que los bebés engordan hasta 4,5 kilogramos al día. Durante este tiempo la madre no se alimenta, por lo que al final del periodo puede haber perdido más de 130 kilogramos.

Mamá orangután

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Las orangutanes también se merecen un puesto destacado en esta lista por tener uno de los periodos de dependencia más largos de la Tierra. De manera similar a como ocurre con los humanos, sus bebés son totalmente dependientes de ellas hasta que alcanzan los 6 o 7 años de edad.

Mamá pulpo

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Si se trata de mamás sacrificadas, los pulpos son dignos de reconocer. Ponen entre 50 y 200 mil huevos por vez y pasan alrededor de 40 días protegiéndolos de los depredadores y generando corrientes de agua sobre los huevos para oxigenarlos.

En este periodo la entrega de la madre es tal que no puede alejarse de sus crías ni siquiera para alimentarse, por lo que llega incluso a comer sus propios tentáculos para permanecer con energía.

En la mayoría de los casos, este proceso es fatal para las madres luego de la eclosión de los huevos.

Mamá elefante

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Los elefantes hembras también merecen uno de los primeros puestos en la lista por dar a luz a las crías terrestres más grandes del mundo, éstas pesan en promedio unos 90 kilogramos, mientras las madres tienen que soportar el embarazo más extenso entre los mamíferos: 22 meses.

Durante los primeros meses el bebé elefante depende únicamente de la leche materna para alimentarse, hasta que aprende a usar su trompa para beber y traer hojas a su boca. Y, aunque ya pueda alimentarse solo, continúa mamando hasta los 3 o 5 años.

El concepto de manada que tanto aplican los elefantes en distintos aspectos de su vida también está presente en la maternidad. Las crías nacen ciegas, por ende es la madre y el grupo -abuelas, hermanas y tías- les ayuda a movilizarse y descubrir su entorno, especialmente las jóvenes que aún no han parido, quienes hacen de verdaderas “nanas”, o más bien, alomadres.

De esta forma, se preparan a las futuras madres, se protege a los pequeños que son más vulnerables y se fortalecen los lazos y la unidad del grupo, imprescindible para la supervivencia.

Mamá cocodrilo

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Una vez que los bebés cocodrilos nacen, las madres los llevan dentro de su boca para protegerlos durante sus primeros años de vida.

La hembra de cocodrilo crea un nido para sus huevos 100% ecológico, hecho a base de vegetación en descomposición (compost), y que incluso tiene incidencia en el sexo de sus crías.

El calor que proporciona el nido es suficiente para permitirle liberarse de la tarea de sentarse sobre sus huevos para calentarlos.

Científicos han utilizado termómetros especiales para supervisar el período de incubación de los huevos y han descubierto que el calor no solo permite el desarrollo de los embriones hasta que rompen el cascarón, sino también se dieron cuenta de que si la temperatura es inferior a 31 grados nacerá una hembra, y si supera los 32 grados nacerá un macho.

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