Emmanuel Macron, el presidente francés, sonrojado porque su perro Nemo fue captado mientras orinaba una chimenea del Palacio del Elíseo en plena reunión de gabinete, afirma que dicho comportamiento es “completamente inusual”

Nemo, el labrador del presidente francés Emmanuel Macron, se ha convertido en el centro de atención durante una reunión entre altos funcionarios después de que orinara en una chimenea dorada en el Palacio del Elíseo.

El ministro delegado de Cohesión Territorial, Julien Denormandie, la ministra delegada de Transición Ecológica y Solidaria, Brune Poirson, y el ministro delegado de Economía y Finanzas, Benjamin Griveaux, no pudieron mantenerse serios frente al líder galo cuando su conversación sobre asuntos de Estado frente a las cámaras de la cadena LCI se vieron interrumpidas por un extraño sonido.

El ruido era Nemo orinando contra una dorada chimenea del palacio, que data del siglo XVIII.

“Me preguntaba qué era ese ruido”, dijo Poirson. “¿Esto sucede a menudo?”, preguntó a su vez Denormandie. En respuesta, Macron aseguró que fueron sus invitados los que “provocaron un comportamiento completamente inusual en el perro”.

Al igual que en Estados Unidos, y otras partes del mundo, la presencia canina en la casa presidencial es una tradición en Francia, además de  una fuente de anécdotas.

El perro fue adoptado en agosto por Macron y su esposa Brigitte de un refugio de animales, y se cree que tiene aproximadamente 1 o 2 años. Su nombre hace honor al capitán Nemo, el héroe ficticio de ‘Veinte Mil leguas de viaje submarino’, de Julio Verne, uno de los libros favoritos del presidente francés.

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