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Mexicana, el nuevo capricho presidencial

Mexicana, el nuevo capricho presidencial

La nueva Mexicana de Aviación o “Bienestar Airlines”, representa, en los hechos, un factor de competencia desleal para los principales actores de la industria.

Mexicana, el nuevo capricho presidencial. El gobierno federal, lejos de apoyar a la industria de la aviación en México, está utilizando todo el poder del Estado para debilitarla, golpeando a las empresas de este sector con los caprichos presidenciales, como ya es costumbre en este sexenio.

La nueva Mexicana de Aviación o “Bienestar Airlines” que compró la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, representa, en los hechos, un factor de competencia desleal para los principales actores de la industria.

En primer término, porque la fuente de financiamiento de la nueva compañía gubernamental es y será del Presupuesto Federal, que existe gracias al pago de impuestos de millones de mexicanos. La pagamos nosotros.

En segundo lugar, su operación está marcada por un sinfín de facilidades que dará el Gobierno de la 4T para echarla a volar.

Le estoy hablando de tener acceso a préstamos para la compra de la turbosina, así como la facilidad de operación e infraestructura de aeropuertos del país, e incluso, la carga fiscal a través del SAT y demás requerimientos, que los empresarios del sector aeronáutico deben pagar día con día para el despegue o aterrizaje de sus aviones. Con ese respaldo sería una vergüenza no ofrecer a los clientes boletos 20 por cierto más baratos de los que existen en el mercado.
Es ilógico que mientras el Gobierno de México no tiene dinero para comprar medicinas o para la reparación de elevadores o mantenimiento de hospitales públicos, abra la cartera para derrochar 4 mil 815 millones de pesos para que “Bienestar Airlines” surque los cielos.

Al presidente no le importó sentarse antes con los industriales del sector para conocer sus inquietudes sobre sí afectaría al mercado la operación de Mexicana de Aviación. No, lo único que hizo a través de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, fue golpear a la industria.

Un dato revelador es que los 4 mil millones de pesos que destinará la 4T para echar a volar a “Bienestar Airlines”, es el equivalente al presupuesto que tendrá durante todo el sexenio la Agencia Federal de Aviación Civil, que por haber sido degradada a la categoría 2, por la deficiencias e incumplimiento de normas internacionales en materia de seguridad, le está costando a las líneas aéreas privadas poco más de 20 mil millones de pesos.

No es más importante en este momento que la autoridad de aviación mexicana regresé a la categoría 1, que incluso, el propio presidente López Obrador envía mensajes a las autoridades de Estados Unidos para atender este asunto, que hacer una inversión pública en una nueva empresa del gobierno que está muy lejos de tener éxito en el mercado mexicano.

Mexicana, el nuevo capricho presidencial

No cabe duda, que de nueva cuenta se impone el capricho presidencial en la toma de decisiones de Estado, que trae consigo consecuencias drásticas que afectan a los millones de usuarios que hacen uso de un avión para conectarse a sus destinos ya sea de placer o de negocios.

La pregunta es si cree el presidente López Obrador que ya se nos olvidó que, por su necedad de cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, los 5 mil 697 millones de pesos que recaudó el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, en el primer semestre del año, por concepto de la Tarifa de Uso Aeroportuario (TUA) es destinado para pagar los bonos de deuda de esta obra que nunca se construyó.

Estos recursos, bien servirían para la modernización del aeropuerto capitalino que se está cayendo a pedazos, a pesar de ser la principal terminal aérea de un país como México, que representa el principal puente de conexión en el mundo.

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Estos equipos reinventan la gestión de medicamentos en la farmacia de hospital, pues permiten almacenar y rastrear hasta 95% de los medicamentos e insumos, soluciones intravenosas y sets de infusión, entre otros. La implementación de los equipos reduce hasta 94% la espera de los pacientes para recibir su medicamento y entre 55% y 83% los errores de dispensación de fármacos.
BD eligió a Tijuana, Baja California como sede de la producción global de su solución debido a la mano de obra calificada y a la proximidad con los mercados occidentales.

Raúl García Araujo- Reportero

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