
Una pintura barroca robada por los nazis fue localizada en Argentina tras 80 años, y se investigan los herederos de un jerarca del régimen
Autoridades argentinas confirmaron el hallazgo de una pintura barroca que desapareció hace ocho décadas tras ser robada por el régimen nazi a un coleccionista judío de Países Bajos. La obra, identificada la semana pasada mediante un aviso inmobiliario, volvió a entrar en el foco de la justicia argentina, que ahora investiga a los herederos de Friedrich Kadgien, conocido jerarca nazi.
El fiscal Daniel Adler explicó a periodistas en Mar del Plata, ubicada a 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, que el abogado de la heredera de Kadgien se presentó en la ciudad para entregar la pintura. La obra, titulada “Retrato de una dama” y realizada por el pintor italiano Giuseppe Ghislandi (1655–1743), había estado desaparecida desde 1945.
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El hallazgo se produjo luego de que el diario neerlandés AD identificara la pintura en una publicación inmobiliaria, donde aparecía colgada sobre un sofá verde dentro de una vivienda. Aunque la autenticidad aún debe confirmarse oficialmente, la pieza ha desencadenado investigaciones de la policía federal argentina e Interpol sobre los descendientes de Kadgien, quien falleció en Argentina en 1978.
El perito y profesor de arte Ariel Bassano, quien colaboró con la Justicia, declaró que la pintura se encuentra en buen estado considerando su antigüedad y estimó su valor en unos 50 mil dólares. Mientras tanto, Patricia Kadgien, hija del exjerarca, y su esposo se encuentran bajo arresto domiciliario de 72 horas tras varios allanamientos, y reconocieron judicialmente ser los poseedores de la obra. Ellos argumentan que cualquier causa relacionada con la pintura está prescripta, aunque la justicia busca imputarlos por “encubrimiento de contrabando”.
El contexto histórico y el vínculo de la obra con el robo nazi plantean un escenario legal complejo, ya que los delitos relacionados con genocidio no prescriben. El hallazgo se remonta a la investigación realizada por el periodista neerlandés Peter Schouten, quien inicialmente visitó la residencia de Patricia Kadgien para indagar sobre el pasado de su padre. Al notar un aviso de venta, detectó la pintura en la quinta fotografía de la publicación, lo que permitió alertar a las autoridades y a instituciones oficiales en Países Bajos.
Tras la confirmación de su autenticidad, la foto fue retirada de la publicación, y la obra fue entregada a la justicia argentina. La investigación continuará para esclarecer si los herederos de Kadgien actuaron con conocimiento de la procedencia ilícita del cuadro y determinar las acciones legales pertinentes para recuperar y resguardar la pieza histórica. Este caso se suma a otros esfuerzos internacionales por localizar y devolver obras de arte robadas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, reflejando la persistente búsqueda de justicia para los bienes culturales arrebatados a familias afectadas por el conflicto.