Search
Close this search box.

Restauranteros solicitan a los turistas que no dejen de visitar Acapulco

El huracán ‘Otis’causó estragos en la Costa Grande de Guerrero, y la incertidumbre entre los restauranteros es palpable.

Los sonidos lejanos que rompen el silencio en Playa Bonfil no son otro que el eco de la reconstrucción, tras la caída de las estructuras de palma y madera de numerosos restaurantes a orillas del mar.

Te puede interesar: Niño usa redes para pedir a turistas que regresen a Guerrero

“Otis” con sus vientos huracanados de 330 kilómetros por hora no perdonó nada, todo se lo llevó, incluso se tragó unos 15 metros de la playa, donde cientos de turistas disfrutaban un exquisito pescado a la talla frente al mar.

Ya pasaron 14 días del impacto de este huracán que devastó la Costa Grande de Guerrero y la incertidumbre de los restauranteros se percibe en el ambiente, donde el sonido que producen las olas del mar contra los pilotes de estos negocios de comida son una bomba de tiempo que los puede colapsar en cualquier momento.

Aquí ya no hay playa, el mar cobró su cuota de arrebatar lo que siempre ha sido suyo.

Aun así los restauranteros, meseros, cocineras y garroteros le piden al mar que les de la oportunidad de trabajar honradamente y llevarles el alimento a sus familias.

José Luis Morales Alcocer, integrante del restaurante “Playa Bruja”, tiene fresco aquella tarde y esa larga noche de fuertes ráfagas de viento que se llevó palapas, se comió la arena y se tragó la escalera que conectaba la playa con el restaurante.

Todo se perdió en este pequeño restaurante que tiene de 30 a 35 colaboradores, quienes en este momento no tienen un sustento para sus familias, solo el trabajo en equipo los puede sacar adelante.

Nosotros ahorita estamos levantándonos en cuestión de limpieza, estamos haciendo toda la limpieza que se pueda para reactivarnos para la temporada decembrina, esperamos con ansias que esto se reactive por que de aquí dependemos muchas familias, no nada más aquí en toda la zona restaurantera”, comentó.

Agregó que todos los que viven en Playa Bonfil son personas de trabajo, dedicados en su mayoría a temas culinarios de productos de mar, negocios de los cuales dependen decenas de familias.

Algo similar pasa en el restaurante Mocambo, que es administrado por Gala Lataban y quien tiene el reto de levantar y poner en marcha el negocio de su mamá que tiene 35 trabajadores, quienes están haciendo lo necesario para ponerlo de pie.

Es el peso que trae uno, por así decirlo, como encargado o como cabeza de empresa de saber que tienes atrás familias, que tienes atrás gente que tiene que cubrir sus necesidades y que desgraciadamente nos pone esto en una situación en la que con lo poco que tengo; pero los tengo que seguir, porque son mi gente, yo se que el día de mañana esto va a pasar y nos vamos a levantar, Acapulco va volver a brillar y yo voy a poder darles seguridad a ellos”, dijo.

Aquí no se pide ayuda económica, sí despensas para poder pasar los días sin trabajo, mientras levantan sus palapas, aquí lo único que piden es que sus clientes, que los turistas “no se olviden de Acapulco, no se olviden de Playa Bonfil”.

Síguenos en X

Mas Noticias