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¿Sabes el precio de estar a la moda?

Solo con duplicar el tiempo que usamos cada prenda podríamos reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero que genera la moda

¿Alguna vez han pensado en el precio que pagamos todos por estar a la última moda? ¿En el impacto ecológico del pantalón o los zapatos que tanto nos gustan?

Pues dejen les cuento que la industria de la moda es la segunda más contaminante, de acuerdo con datos de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), pues la producción textil y del vestido hace uso de 93,000 millones de metros cúbicos de agua cada año, además que anualmente son arrojadas al mar hasta medio millón de toneladas de microfibras.

Impacto ambiental de la industria de la moda:

  • Se requieren 7500 litros de agua para producir unos jeans
  • El sector del vestido usa 93.000 millones de metros cúbicos de agua cada año, una cantidad suficiente para que sobrevivan 5 millones de personas
  • La industria de la moda es responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global
  • La producción de ropa y calzado produce el 8% de los gases de efecto invernadero
  • Cada segundo se entierra o quema una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura

Y eso, sin mencionar las emisiones de carbono que se generan en toda su cadena productiva.

 Así que, la próxima ocasión en que sientas que ya no puedes ponerte las prendas que compraste hace apenas un par de meses porque “ya no están en temporada”, piensa en todos estos números que generan una amplia gama de efectos negativos en el ámbito social, económico y ambiental.

Y es que, contrario a la tendencia actual de alentar una “moda desechable y fugaz”, debemos preocuparnos porque se garantice que la ropa se fabrique lo más sostenible y éticamente posible.

Afortunadamente, cada vez son más los consumidores y fabricantes que están conscientes de esta situación, los cuales empiezan a integrar principios de sustentabilidad en sus procesos de producción y estrategias de negocio. Ya sea mediante estrategias de recolección de ropa para darle un buen uso o implementar insumos a partir de procesos de reciclaje de botellas de pet o neumáticos.  Así como de buscar colorantes amigables o menos agresivos con el medioambiente.  

Sin embargo, para lo que se ha denominado “moda sustentable”, es prioritario el papel de la ciudadanía o de lo contrario, no podremos evitar la previsión de que, si continuamos trabajando con el enfoque de negocios actual, las emisiones de gases contaminantes de esta industria aumentarán para el año 2030 casi un 50 por ciento.

 Así, conforme los consumidores estemos más informados sobre los procesos de producción y desecho de los insumos, la industria no tendrá otra opción más que adaptarse a las exigencias del mercado, acabando con la cultura del desperdicio en la moda.

El informe McKainsey sobre el Estado de la Moda de 2019 señala que hoy en día cada persona compra en promedio 60 centavos de dólar más en ropa que hace 15 años, y lo peor es que la desechamos en la mitad de tiempo de lo que solíamos hacerlo en aquel entonces.

En este sentido, ONU Medio Ambiente considera que, si se promoviera un cambio en las formas de consumo mediante medidas como el mejor cuidado de la ropa y los programas de reciclaje y devolución, se podría tener un mayor impacto, y que con sólo duplicar el tiempo que usamos cada prenda de vestir podríamos reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero que produce la industria de la moda.

En cualquier caso, para que esto suceda los vendedores y los consumidores tendríamos que renunciar al modelo de “comprar, usar y desechar”, reconociendo que por el bien del planeta y de nosotros mismos, cuando se trate de moda, menos, es más, reconvirtiendo el modelo hacia una economía circular.

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