
Desde el Air Force One, Trump rechazó las conclusiones de su directora de Inteligencia y aseguró que Irán está a punto de desarrollar un arma nuclear
Durante su regreso a Washington tras la cumbre del G7, el presidente Donald Trump emitió declaraciones que han generado polémica dentro de su propia administración. En un intercambio con reporteros a bordo del Air Force One, el mandatario desestimó públicamente el análisis reciente de su directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, sobre la capacidad nuclear de Irán.
Cuando se le preguntó qué tan cerca creía que estaba Teherán de obtener una ojiva nuclear, Trump respondió: “Muy cerca”. Al mencionarle que Gabbard había afirmado ante el Congreso que Irán no está desarrollando actualmente un arma nuclear, el presidente replicó con firmeza: “No me importa lo que ella haya dicho. Creo que estaban muy cerca de tener una”.
Este tipo de declaraciones no son nuevas en la trayectoria de Trump. En su primer mandato, ya había generado tensiones con las agencias de inteligencia estadounidenses al poner en duda sus informes, como ocurrió con la interferencia rusa en las elecciones de 2016. En aquel entonces, incluso llegó a confiar más en los desmentidos del presidente Vladimir Putin que en las evaluaciones de sus propios funcionarios.
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En el caso de Irán, Gabbard había sostenido en marzo que no existía evidencia de que el régimen del ayatolá Ali Jamenei hubiera ordenado retomar un programa de armas nucleares, el cual, según la comunidad internacional, fue abandonado en 2003. Irán, por su parte, niega rotundamente estar trabajando en armamento atómico y afirma que su programa de enriquecimiento tiene fines meramente civiles.
Una fuente con acceso directo a los informes de inteligencia estadounidenses, citada por Reuters, confirmó que la postura de los analistas no ha cambiado. Según esas evaluaciones, la construcción de una ojiva funcional por parte de Irán tomaría hasta tres años. Algunos especialistas, sin embargo, consideran que el país persa podría ensamblar un dispositivo nuclear rudimentario en mucho menos tiempo, aunque sin certeza sobre su eficacia.
Hasta el momento, la oficina de Gabbard no ha ofrecido declaraciones respecto a los señalamientos del presidente. Cabe destacar que, pese a su lealtad manifiesta hacia Trump, la funcionaria ha reiterado en foros oficiales que las agencias bajo su dirección se apegan a criterios técnicos y no políticos.
El comentario de Trump fue interpretado por analistas como una señal de respaldo tácito a la posición de Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, quien recientemente justificó ataques aéreos contra infraestructura iraní argumentando una amenaza nuclear inminente. Esta coincidencia de discursos entre Washington y Tel Aviv podría tener implicaciones diplomáticas en los próximos días.
Mientras tanto, el debate sobre el verdadero alcance del programa nuclear iraní sigue abierto, con visiones encontradas incluso dentro del gabinete presidencial.