
La administración de Donald Trump redefine su postura ante las criptomonedas y lanza su propio token mientras promueve un entorno legal favorable al sector
En un giro inesperado respecto a su visión anterior, Donald Trump ha adoptado una postura de apoyo hacia los activos digitales. Su gobierno no solo respalda las criptomonedas, sino que además está directamente involucrado en su promoción. A través de iniciativas legislativas y regulatorias, su equipo busca eliminar obstáculos legales para facilitar el crecimiento de esta industria emergente.
Durante la conferencia Bitcoin 2025 celebrada en Las Vegas, el vicepresidente J. D. Vance expresó que la actual administración se considera “una aliada” del ecosistema cripto. En su intervención, recalcó: “Nuestro gobierno prioriza eliminar las reglas, la burocracia y las guerras legales que vimos dirigidas contra las criptomonedas por nuestros predecesores. Estamos acabando con el uso de las regulaciones federales como arma contra esta comunidad”.
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Uno de los movimientos más significativos del nuevo enfoque fue el nombramiento de Paul Atkins como presidente de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), en sustitución de Gary Gensler. Atkins, a diferencia de su antecesor, ha mostrado simpatía por las monedas digitales. Vance fue contundente al respecto: “Vamos a echar a toda la gente como él”, refiriéndose a Gensler, a quien acusó de frenar avances financieros bajo la excusa de proteger a los consumidores.
El nuevo esquema también contempla la creación de una reserva estratégica respaldada por bitcoins incautados por el gobierno estadounidense, un paso que refuerza la legitimidad de estos activos en la política económica federal.
En el ámbito legislativo, el equipo de Trump respalda la llamada Ley GENIUS, próxima a ser discutida en el Senado. Este marco legal establece directrices para regular las ‘stablecoins’, monedas digitales vinculadas a activos tradicionales como el dólar. Vance insistió en que “las criptomonedas, y en particular el bitcoin, son parte de la economía convencional y han venido para quedarse”.
Sin embargo, la cercanía entre los intereses públicos y los proyectos privados del expresidente ha levantado cuestionamientos. Además de prestar su nombre a una plataforma llamada World Liberty Financial, Trump presentó su propia moneda digital, el $TRUMP, que fue lanzada justo antes de su toma de posesión en enero. A finales de mayo, organizó una cena con los principales inversionistas en esa criptomoneda, lo que provocó críticas por posibles conflictos de interés.
El martes más reciente, Trump Media and Technology Group (TMTG), su firma de redes sociales, reveló sus planes para captar 2,500 millones de dólares. El objetivo declarado es establecer reservas estratégicas en bitcoin, lo que representa una expansión significativa de su participación en el sector.
Este nuevo panorama convierte al expresidente en un actor clave dentro del universo cripto, no solo desde lo político, sino también desde el ámbito empresarial.