
El reciente hallazgo de un planeta del tamaño de Saturno que gira en torno a una estrella enana roja ha puesto en entredicho las teorías sobre la formación planetaria
El reciente hallazgo de un planeta del tamaño de Saturno que gira en torno a una estrella enana roja ha puesto en entredicho las teorías sobre la formación planetaria.
Un grupo de astrónomos descubrió un exoplaneta gigante gaseoso orbitando una diminuta estrella enana roja, un fenómeno que contradice los modelos predominantes sobre cómo se forman los planetas. La investigación fue publicada en la revista Nature Astronomy y estuvo encabezada por el Dr. Edward Bryant, del Laboratorio de Ciencias Espaciales Mullard y la Universidad de Warwick.
El planeta, bautizado como TOI-6894b, tiene una masa equivalente a la mitad de la de Saturno, aunque su tamaño es ligeramente mayor. Lo que lo hace extraordinario es su estrella anfitriona, TOI-6894, que posee apenas el 20 % de la masa solar. Este tipo de astros suelen tener discos protoplanetarios con poco material, lo cual limita la posibilidad de formar cuerpos tan grandes.
El sistema fue detectado inicialmente por el satélite TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite), que identifica planetas a través de las pequeñas disminuciones de luz estelar que producen durante sus tránsitos. Posteriormente, el telescopio VLT del Observatorio Europeo Austral (ESO) confirmó su existencia.
“La detección de TOI-6894b es clave para entender los límites de la formación de gigantes gaseosos”, afirmó Bryant. El planeta presenta una densidad baja y, por su ubicación y características, plantea un dilema a la teoría de acreción del núcleo, principal modelo que explica la creación de planetas como Júpiter o Saturno. Incluso las teorías alternativas, como la inestabilidad gravitacional del disco, no logran ajustarse completamente al caso.
Una posible pista se encuentra en la composición atmosférica del planeta. TOI-6894b tiene una temperatura relativamente baja para su clase (420 Kelvin), lo que lo diferencia de los denominados “Júpiter calientes”, que suelen superar los 1000 Kelvin. Esta condición lo convierte en un candidato ideal para buscar compuestos como metano o amoníaco, escasos en las atmósferas de otros exoplanetas.
“Creemos que el metano dominará su atmósfera. Incluso es posible que podamos observar amoníaco, lo cual sería inédito en un exoplaneta”, explicó el profesor Amaury Triaud, uno de los autores del estudio. El Telescopio Espacial James Webb (JWST) ya tiene programadas observaciones para analizar con mayor precisión su atmósfera y núcleo.
Este descubrimiento podría modificar los cálculos sobre la frecuencia de planetas gigantes en sistemas con estrellas pequeñas. “Las enanas rojas son las más comunes en la Vía Láctea. Esto podría replantear cuántos planetas como TOI-6894b existen realmente”, señaló el Dr. Daniel Bayliss, de la Universidad de Warwick.
La investigación fue realizada por una colaboración internacional que involucra centros de Reino Unido, Chile y otros países. “El caso de TOI-6894 representa un nuevo reto teórico y será un punto clave en futuras observaciones astronómicas”, indicó el Dr. Andrés Jordán, del Instituto Milenio de Astrofísica de Chile.