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7 claves para entender por qué colapsa el sistema inmune de las personas ante el COVID-19

Este virus puede engañar al sistema inmunitario para que no se entere de que está ahí y esparcirse rápidamente por todo nuestro organismo

La pandemia originada por el virus SARS-CoV-2, conocida como COVID-19, ha cobrado la vida -hasta el momento- de más de 230 mil personas a nivel mundial, convirtiéndose en una de las enfermedades más mortíferas en el nuevo siglo.

No obstante, a casi seis meses del primer caso reportado de esta enfermedad, aún continúan muchas interrogantes respecto a este nuevo virus.

Aquí trataremos de responder 7 dudas frecuentes que surgen entre la población la cual que no entienden por qué personas sanas -niños, jóvenes y ancianos- pueden morir tan rápidamente por este virus, y qué relación tiene morir de infarto, un derrame cerebral o una crisis epiléptica con el COVID-19.

¿El coronavirus ya existía desde antes?

Los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos.

En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS)

El 17 de noviembre de 2019 médicos de la provincia de Hubei, en China, detectaron por primera vez al paciente cero de un nuevo coronavirus, el cual presentaba características diferentes a los ya conocidos y que fue inicialmente llamado 2019-nCoV.

Al comparar su secuencia genética con la de otros coronavirus, los investigadores descubrieron que este virus tenía la capacidad para saltar y adaptarse de una especie a otra causando enfermedades infecciosas denominadas zoonóticas, es decir, enfermedades que se transmiten de forma natural de los animales a los seres humanos a través de la exposición directa o indirecta con los productos derivados de estos, por ejemplo, carne, leche, huevos.

Aunque todo apunta a que el virus SARS-CoV-2 surgió por una transferencia de un animal, los pasos exactos aún se desconocen, y si bien pudo haberse originado en los murciélagos, los científicos aún no decifran si el murciélago infectó a otra especie -el pangolín- y luego esa especie a los humanos.

¿Qué provoca este virus exactamente?

El virus SRAS-CoV-2 (abreviatura para “Coronavirus de tipo 2 causante del síndrome respiratorio agudo severo”) desarrolla dentro del organismo humano la enfermedad llamada COVID-19.

Aunque el término pareciera utilizarse indiscriminadamente, el COVID-19 es el nombre de la enfermedad que desencadena este nuevo virus. Ambos se nombran de manera diferente pues al igual que el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Adquirida) evoluciona hasta convertirse en SIDA, el COVID-19 es la enfermedad que se complica, agudiza y lleva a la muerte al organismo.

En su fase inicial, el virus SRAS-CoV-2 es altamente contagioso y se propaga principalmente a través de gotitas lanzadas al aire al hablar, toser o estornudar, y que las personas pueden respirar o llevarse a la nariz, boca u ojos cuando han sido esparcidas sobre superficies como mesas, manijas o bolsas de plástico.

Al ser un nuevo virus, las investigaciones entorno a él continúan, por lo que los científicos no han determinado con precisión cuánto tiempo sobrevive en diversas superficies (metal, plástico, madera, cartón, vidrio), ni bajo qué temperaturas; por lo que los estudios que revelan estas precisiones aún se contraponen unos y otros.

Sin embargo, todos los epidemiólogos y virólogos del mundo han coincidido en que el lavado frecuente de manos y la limpieza y desinfección regular de superficies de uso cotidiano, evitan la propagación de éste y otro tipo de virus infecciosos.

Adicional, el mantener una distancia de por lo menos un metro entre las personas evita que las gotículas de saliva expulsadas, las cuales son relativamente pesadas a nivel microscópico, no lleguen a otra persona y lo infecten.

¿Cómo afecta este virus el organismo?

El sistema inmunitario es una compleja red de células, órganos y tejidos que trabajan en conjunto para defendernos de los microorganismos y sustancias tóxicas que podrían enfermarnos —hongos, parásitos, virus y bacterias— y que están presentes en el mundo que nos rodea.

Todos nuestros órganos contienen células del sistema inmune y éstas también están en la sangre (en los leucocitos, que son los glóbulos blancos) y en la linfa (el líquido transparente que recorre los vasos linfáticos).

Cuando nuestro organismo se enfrenta con un patógeno (un microorganismo capaz de producir enfermedad, como es el caso del coronavirus), el sistema inmune responde de dos maneras en paralelo.

  • Una es la llamada respuesta innata, la cual es normalmente efectiva para eliminar a diferentes tipos de agresores y que se caracteriza por aumentar el flujo de sangre hacia la zona infectada (cuando alguna lesión es local se pone roja y caliente), y con ello incrementar la temperatura corporal como una forma de aniquilar el virus mediante calor (fiebre).
  • Esto ocurre al mismo tiempo que la respuesta adaptativa produce anticuerpos capaces de destruir determinados microorganismos o células infectadas.

Una rasgo particular de la respuesta adaptativa es que deja memoria. Es decir, recuerda los patógenos con los que tu cuerpo ha entrado en contacto en el pasado, y por ello sabrá cómo combatirlos en el futuro.

En el caso del virus SRAS-CoV-2, cuando este nuevo microoganismo ha logrado franquear ambas barreras y penetrar una célula, secuestra su mecanismo y comienza a replicarse, es decir, el virus inyecta su proteína S (que es la proteína que tiene la actividad de fusión) y permite liberar el genoma viral (ARN) en el interior de la célula que va a infectar.

Estos componentes crean nuevos virus que salen de la célula infectando a otras, multiplicándose rápidamente.

¿El virus sólo ataca el sistema respiratorio?

El SRAS-CoV-2 es un virus respiratorio que comienza infectando las vías aéreas superiores (nariz, boca, faringe y laringe), antes de seguir su recorrido hasta la vía aérea inferior (tráquea, bronquios, pulmones y bronquiolos).

Entre las características que han encontrado, es que este virus puede engañar al sistema inmunitario para que no se entere de que está ahí, inhibiendo la producción de interferón, una proteína que producen las células de la inmunidad innata (las que causan fiebre cuando nuestro organismo entra en contacto con un virus).

Al no producir interferón, el virus evita que las células del sistema inmune lo combatan y con ello pueda instalarse sobre un huésped nuevo (una célula sana) y multiplicarse.

El análisis ha revelado que en el 80% de los casos la respuesta del sistema inmunitario al coronavirus es efectiva y por eso las personas son asintomáticas o sufren síntomas leves, como fiebre, malestar general, tos y dolor de cabeza.

Sin embargo en el 20% restante no y el virus entra en las células porque el sistema inmunitario no lo pudo bloquear.

Por eso estas células donde se reprodujo el virus se destruyen y mueren de forma no controlada.

Al destruirse esas células, el sistema inmune detecta que hay daño celular y estimula un tipo de células que provocan una respuesta inflamatoria para evitar ese proceso.

Es esa mayor afluencia de células la que produce una inflamación generalizada de todo el pulmón, provocando neumonía, o insuficiencia en otros órganos en cualquiera de los aparatos cardiovascular y digestivo.

Si bien los pulmones son los principales afectados por el nuevo coronavirus, el virus también puede continuar su viaje por las membranas mucosas del cuerpo, pasando por el estómago y hasta los intestinos, razón por la que algunos pacientes reportan tener náuseas, vómitos o diarrea.

Otras partes del cuerpo como los vasos sanguíneos y la médula ósea, así como también otros órganos como el corazón, los riñones o el hígado pueden inflamarse y provocar que dejen de funcionar correctamente lo que conlleva el empeoramiento del paciente o incluso su muerte.

¿Por qué se dice que las personas mueren de COVID-19?

Las personas que han desarrollado la enfermedad COVID-19, es decir, cuando su sistema inmune ya se encuentra severamente comprometido por el actuar del virus SRAS-CoV-2, tienen mayor probabilidad de sufrir cualquier complicación de alguna enfermedad previa, no obstante es el COVID-19 la que lo desencadenó.

De ahí que muchas personas que mueren de paros respiratorios, elevación de glucosa o infartos al miocardio, y que se ha comprobado que son portadores del virus SRAS-CoV-2 sean catalogados como muerte por COVID-19.

¿Es enfermedad exclusiva de los adultos mayores y personas con sistemas inmunes débiles?

Las personas mayores de 60 años y quienes tienen una condición médica previa pueden experimentar peores síntomas y mayores complicaciones ante el COVID-19, particularmente aquellas con afecciones preexistentes como enfermedades cardíacas, pulmonares y diabetes.

Esto es porque el sistema inmunitario de una persona de edad avanzada es menos resistente para combatir la enfermedad y el virus puede replicarse más fácilmente, abrumando el cuerpo y causando fallas en el sistema de múltiples órganos.

Sin embargo, investigadores han descubierto que existe una variación genética en el gen ACE2, el cual es una enzima que se adhiere a la superficie externa de las células en los pulmones y en el corazón entre algunas personas (sean jóvenes o ancianos), el cual podría facilitar o dificultar la entrada del virus en las células pulmonares.

También, en algunas personas jóvenes y sanas existe un sistema inmunitario muy reactivo que puede provocar una tormenta inflamatoria masiva que abruma los pulmones y otros órganos. En esos casos, el problema no es un sistema inmunitario envejecido o debilitado, sino uno que funciona demasiado bien y reacciona radicalmente ante el virus, se diría coloquialmente que no lo deja salir vivo, cueste lo que cueste.

Es por ello que algunos médicos de primera línea han especulado que los esteroides, un supresor del sistema inmune, parecen ofrecer beneficios para ciertas personas.

Definir la patología subyacente aún podría llevar meses de estudios y análisis, debido a la rápida adaptabilidad y mutación que algunos pacientes han ofrecido al coronavirus, es por ello que la mejor manera de combatirlo sigue siendo la prevención..

¿Cómo optimizar al sistema inmunitario?

Como lo primero que reacciona frente al virus es nuestra respuesta inmunitaria innata, es importante contar con un sistema inmunológico competente para plantarle batalla.

Para que su estructura sea la adecuada, es imprescindible una alimentación variada, pero también hacer ejercicio, descansar y evitar las situaciones de estrés.

En vez de consumir suplementos que aseguran “estimular el sistema inmunológico” sin contar con buenas evidencias, lo vital es fortalecer la microbioma, es decir, los microbios intestinales los cuales también contribuyen a prevenir reacciones inmunológicas potencialmente peligrosas, que dañan los pulmones y otros órganos vitales.

La diversidad de microbiomas disminuye a medida que uno envejece, lo que ayuda a explicar por qué la respuesta inmunitaria varía según la edad y estilo de vida de los pacientes afectados.

Los detalles finos de las interacciones entre el microbioma intestinal y el sistema inmune no se comprenden por completo. Pero se sabe que hay un vínculo entre la composición del microbioma y la inflamación, una de las características de la respuesta inmune.

Las bacterias intestinales producen muchos químicos beneficiosos y también activan la vitamina A en los alimentos, lo que ayuda a regular el sistema inmunológico.

Asimismo, factores psíquicos como las pérdidas, la angustia y el estrés crónico, también afectan el funcionamiento del sistema inmunitario.

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NCV

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