Search
Close this search box.

Corrupción, gran problema

La corrupción era su forma de hacer gobierno, ya que no conocían otro modo de hacer las cosas

El principal problema de nuestro país es la corrupción. De acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción, ocupamos el lugar número 138 de 180 países que son percibidos como más corruptos.

A nivel nacional, 9 de cada 10 personas (91.1%) consideran que los actos de corrupción en el país son frecuentes o muy frecuentes (ENCIG-Inegi, 2017). No es de extrañarse la posición que ocupamos y la percepción que tenemos, cuando recordamos casos de corrupción que ocurrieron en las administraciones anteriores: la casa blanca, la estafa maestra, Odebrecht, entre otros.

En el caso de los gobiernos estatales también existen varios casos de corrupción aún impunes. Los casos de Guillermo Padrés en Sonora, de Tomás Yarrington en Tamaulipas, de Borge en Quintana Roo y de los Duarte en Veracruz y Chihuahua son ejemplos de gobiernos que tienen señalamientos de corrupción. Todos comparten la característica de que fueron hechos sin que hubiera una respuesta efectiva del gobierno federal en turno.

Los responsables fueron los de siempre, las administraciones pasadas que hicieron de la corrupción algo común. Sus prácticas son conocidas por todos: los sobornos, los acuerdos en lo oscurito, la creación de empresas fantasma para desviar recursos públicos y la poca transparencia de cómo se ejercía el gasto son una muestra.

La corrupción era su forma de hacer gobierno, ya que no conocían otro modo de hacer las cosas. Ellos fomentaron esas prácticas, solaparon a los responsables e hicieron de este país un lugar donde hacían negocios a costa del bienestar de la gente.

Lo peor es que son los mismos quienes han tratado de sacar raja política y con cinismo culpan a la actual administración del desastre del país. La realidad es que no se puede arreglar en cinco meses un país que lleva muchos años sumido en la corrupción. Sin embargo, hay señales de que esto puede ser diferente, por ello, los legisladores están próximos a reformar los artículos 108 y 111 para que el Presidente, los diputados y senadores puedan ser imputados y procesados penalmente por hechos de corrupción.

Ésta es una muestra del compromiso del gobierno federal, aunque aún quedan muchos pendientes por hacer. Además de ser un tema en el que se tienen que mostrar avances significativos, y lo más pronto posible, ya que la gente está harta de la corrupción y en caso de no cumplir este legítimo reclamo, se verá en las próximas elecciones, tal y como sucedió en los comicios del año anterior.

Por otra parte, no toda la responsabilidad es del gobierno federal. Los gobiernos de los estados y de los municipios también deben poner su parte, siempre actuando con honestidad y coadyuvando con la sociedad para que haya transparencia en las compras y licitaciones que realicen.

Si realmente queremos cambiar las cosas, se debe comenzar con pequeñas medidas que permitan un cambio progresivo y tener una medida de cuánto se está avanzando. Los índices internacionales y las encuestas sobre percepción de corrupción permitirán un análisis preciso.

En cuanto a las medidas para evitar la corrupción, diversos autores han propuesto la restricción del dinero en efectivo en los trámites administrativos, el uso de la tecnología para mejorar la denuncia, además de que sea anónima y en tiempo real, así como la persecución de oficio para estos delitos.

Estas medidas pueden ayudar a combatir este terrible flagelo. Es posible frenar la corrupción, pero debe existir compromiso por parte de la autoridad y el esfuerzo conjunto de la sociedad, de todos nosotros. Es imperativo terminar con la corrupción, por los costos económicos y sociales que genera. Siempre he sostenido que cuando un país es corrupto, es más violento, cuando un país es corrupto, es un país más pobre.


Por Arturo Ávila Anaya  

DATA

Una de las consecuencias de haber solapado la corrupción ha sido que la población muestre pocas expresiones de repudio a ésta. De acuerdo con Transparencia Internacional, sólo el 49% de las personas cree que es aceptable denunciar un acto de corrupción que ha presenciado.

Contenido relacionado

Mayor transparencia para aumentar la rentabilidad de las empresas

Mas Noticias