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El 15 de agosto de 1884, se dio el primer paso para la cura de la rabia con el método Pasteur

La Academia de Medicina de París aprueba el método que el científico propuso, con ello se logró obtener la vacuna que ha frenado la enfermedad

La historia de la medicina es como una cadena, cada pequeño eslabón cuenta y en conjunto hace algo grandioso, por ello el 15 de agosto es un día importante, pues en 1884 la Academia de Medicina de París aprueba el Método Pasteur para la curación de la rabia.

En los siglos pasados los avances médicos y científicos se veían limitados, pues necesitaban pasar por una institución grande para su aprobación, éstas a veces frenaban a los científicos, si bien en la actualidad es necesaria una etapa de prueba antes de comercializar un medicamento o terapia, los protocolos actuales son más claros.

La primer traba que Louis Pasteur se encontró en su camino era le de no ser médico, él era químico, pero sus estudios estaban enfocados al campo de la medicina.

Como es sabido a él debemos el método de pasteurización, el cual sigue vigente en nuestros tiempos y nos garantiza alimentos libres de microorganismos nocivos, pero sus aportaciones son muchas, otra de las más importantes es la vacuna contra la rabia.

A través de experimentos refutó definitivamente la teoría de la generación espontánea y desarrolló la teoría germinal de las enfermedades infecciosas. Por sus trabajos es considerado el pionero de la microbiología moderna, iniciando la llamada “Edad de Oro de la Microbiología”.

Su deseo de combatir enfermedades infecciosas proviene de la muerte de tres de sus cinco hijos, los cuales sucumbieron ante la fiebre tifoidea. Con el tiempo Pasteur no sólo estaba interesado en estudiar las enfermedades infecciosas que aquejaban a las personas, también deseaba saber de aquellas que se albergaban en los animales.

Él era un científico concienzudo, y cuando abordaba un tema lo hacía para darle solución. Lo había hecho con anterioridad y, ahora, se disponía a hacer lo mismo: su próximo objetivo era la curación de la rabia. La verdadera cura no era una inmunidad previa, el mordido no podía quedar desahuciado, había que curarle. Así, el tratamiento de Pasteur ofrecería la salvación, curación e inmunidad de por vida.

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Enfermo de rabia.

A la rabia la llamaban la muerte horrible por su forma de manifestarse: convulsiones, hidrofobia, agresividad y finalmente asfixia. La transmitían animales enfurecidos, “envenenados” por un mal que podía pasar al hombre y causar su muerte, era algo terrible.

A finales del siglo XIX la rabia era una enfermedad más temida por su asociación al oscurantismo y la superchería que por su representatividad numérica.

Para Pasteur, la rabia representaba la enfermedad primordial para plantearse su eliminación, ya que, además de curarla, podía propinar un duro golpe al pensamiento irracional de la época, sujeto a los miedos y los mitos.

La vacuna

Luis Pasteur y Joseph Meister. 

Diciembre de 1880 fue la fecha elegida por Pasteur para centrarse en el estudio de la rabia. Nunca había conseguido observar al microscopio el agente infeccioso y, por más esmero que pusiese en las tinciones, éste nunca aparecía. Rápidamente comprendió que no lo vería nunca, pero, convencido de su existencia, decidió comenzar a trabajar en el estudio del mismo.

Pasteur se basó en dos estudios previos. El primero fue de un profesor de la escuela de veterinaria de Lyon, PierreVictor Galtier, quien en 1879 describió la primera inoculación de rabia en animales de experimentación. Asímismo, los estudios realizados por Henri Duboué, médico interno parisino, fueron de vital importancia para sus investigaciones. En ellos se determinaba la progresión del agente etiológico en el paciente infectado y se localizaba al patógeno en la saliva y tejidos nerviosos, aunque éstos aparentemente eran incapaces de propagar la enfermedad, al menos según en el estado de la ciencia en aquel momento.

Reproducir la infección en el laboratorio era una tarea difícil. En principio la única vía de contagio de la enfermedad era a través del mordisco de un animal infectado. Esta vía de inoculación era a todas luces una opción inviable para el laboratorio.

La vía de inoculación fiable la encontró en menos de seis meses del inicio de sus investigaciones, y el animal escogido fue el perro. La base de este sistema era reducir la variabilidad de la infección depositando el agente infeccioso directamente en el sistema nervioso central. De esa manera, el patógeno no debía recorrer su progresión natural, sino que podía desencadenar la infección en cuestión de pocos días.

Para ello, Pasteur depositó de forma muy cuidadosa muestras de tejido nervioso infectado directamente sobre la duramadre de animales trepanados. Se aseguraba la infección y se conseguían reducir los tiempos de aparición de los síntomas.

Previo a la vacuna de la rabia, Pasteur ya había aplicado el concepto de inoculación (Introducir el agente patógeno a un individuo y hacerlo inmune a éste), volvió a hacerlo con la rabia, sólo quedaba la aprobación de su método.

Llegó en 1884, pero fue hasta el 6 de julio de 1885 que tuvo la oportunidad de probarlo en un humano, el niño Joseph Meister, de nueve años, que fue mordido por un perro con rabia.

Perro rabioso.

Pasteur decidió tratar al niño con un virus de la rabia estudiado en conejos y debilitado posteriormente, ( método que ya había sido usado en perros). El tratamiento fue todo un éxito, duró 10 días con inyecciones diarias, gracias a las cuales el niño no desarrolló la enfermedad.

Pasteur nuevamente fue alabado como héroe. La fama de esta primera vacunación permitió poner en marcha la creación del Instituto Pasteur.

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Virus de la rabia.

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