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A 229 años de su muerte, recordamos a Adam Smith, padre de la economía

La riqueza de las naciones fue su libro más importante, en él asentó las bases que hasta hoy sirven a los economistas

Todas las ciencias, tanto naturales como sociales, tienen un precursor, alguien cuya obra o investigación es tan importante que es el parteaguas de los demás, y los muchos otros estudiosos se basarán en él para continuar sus aportaciones, para la economía clásica este hombre fue Adam Smith.

Smith nació en Escocia en 1723, a los catorce años ingresó en la universidad de Glasgow. Varios años después se graduó y obtuvo una beca para estudiar en la Universidad de Oxford. Con veintitrés años finalizó sus estudios y volvió a su pueblo para comenzar a buscar trabajo.

Su pensamiento tenía grandes influencias filosóficas dadas por sus profesores universitarios, mismas que fueron reforzadas con la amistad que entablo con el filósofo David Hume.

Para 1751 ya formaba parte de los catedráticos de la Universidad de Glasgow, siendo parte de la élite de la misma.

En 1759 Adam Smith publicó su primer libro, Teoría de los Sentimientos Morales, siendo considerada como su mejor obra, desde el punto de vista filosófico. Además de recibir la aprobación de David Hume, este libro, pionero en ética y filosofía moral, sirvió de base para la realización de la obra de Immanuel Kant.

Su segundo libro se publicó en 1776 bajo el título Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones, su obra más famosa y gracias a la cual es considerado como el padre de la Economía Política. En esta obra señala que es el propio interés el que dirige todos los comportamientos y la actividad humana.

Aunque también deja claro que los seres humanos no solo miran por su propio beneficio, ya que la humanidad, la justicia, la generosidad y el espíritu público, son cualidades imprescindibles para el funcionamiento de la sociedad.

Un punto muy importante en su obra es en el que indica cómo se mide la riqueza de una nación, pues no debe basarse en su oro, sino por los bienes y servicios que están a disposición de su pueblo. Un ejemplo claro y moderno de esto sería Japón, que no es rico en recursos naturales, pero con lo que tiene ha hecho maravillas, dando una gran calidad de vida a su habitantes.

Destacó que la libertad económica es necesaria para que una sociedad progrese.

Otra aportación muy importante que hizo es la del reconocimiento de la división del trabajo, entendida como especialización de tareas, para la reducción de los costes de producción.

Un concepto que debe resaltarse es el de la “mano invisible” que hace referencia a la capacidad que tiene una economía de mercado para autorregularse, obteniéndose el máximo bienestar social a través de la búsqueda del propio interés.

Nunca negó la importancia del Estado, pues sabía que el sector privado no tenía la capacidad de brindar todos los servicios y ahí el Estado debía operar.

Adam Smith murió el 17 de julio de 1790 a los 67 años de edad en Edimburgo, dejando un enorme legado en forma de obras filosóficas y económicas.

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