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Buñol despide el verano con su tradicional y polémica Tomatina

Pese a que los encargados explican que los tomates empleados en la Tomatina no son aptos para consumo humano, los detractores insisten en que su cultivo consumió recursos naturales

Más de 20,000 personas se bombardearon los unos a los otros con tomates maduros en la batalla callejera anual “Tomatina”, en el oriente de España, que se ha convertido en un importante atractivo turístico.

Durante la fiesta 145 toneladas de tomate fueron descargadas de seis camiones para entregarlas a las personas que atestaban las calles de Buñol para la batalla de una hora de duración el miércoles.

La lucha deja a los participantes y las calles circundantes bañados en pulpa roja. Algunos de los combatientes utilizan gafas para nadar para proteger sus ojos.

Instantes después de que termina el evento a mediodía, los organizadores limpian con mangueras las calles mientras los participantes aprovechan las regaderas públicas.

Este año se ha experimentado un repunte de visitantes provenientes del este de Europa, concretamente de Rusia, que se suman a la habitual presencia de turistas australianos. Pero también destaca la “notable” presencia de visitantes nacionales y de la Comunitat, aunque por contra han disminuido los turistas ingleses.

Los orígenes de la “Tomatina” se encuentran en 1945, cuando en el último miércoles de agosto en esta localidad valenciana productora de tomate, dos jóvenes se dirigían a la plaza principal a ver los desfiles de gigantes y cabezudos. Para hacerse un hueco entre la multitud decidieron entrar con empujones provocando la caída de un músico, que enfadado comenzó a golpear todo lo que encontraba a su paso.

Pronto varias personas se cruzaron en la discusión y tomaron prestados unos tomates maduros para comenzar una batalla campal. Al año siguiente repitieron la batalla con tomates traídos de casa, de sus propios cultivos.

De otro lado, según las autoridades, más de 700 personas entre miembros de la Guardia Civil, Policía Nacional, la Autonómica y la Local, Protección civil, seguridad privada y voluntarios velaron por la seguridad de la fiesta. Contando con un helicóptero, un hospital de campaña, doce ambulancias y varias cámaras de vigilancia.

La fiesta comenzó a ser popular en el resto de España gracias al reportaje de Javier Basilio, emitido en el programa de Televisión Española Informe semanal en 1983. Desde entonces, año a año fue creciendo el número de participantes y el entusiasmo por La Tomatina. El éxito llevó a que La Tomatina de Buñol fuera declarada en 2002 Fiesta de Interés Turístico Internacional por la Secretaría General de Turismo.

Desde el año 2013, y para evitar aglomeraciones, el ayuntamiento de Buñol decidió limitar el aforo a la fiesta. Desde entonces se necesitan entradas para poder participar, que han de ser compradas a través de un distribuidor oficial. Así, se garantiza una mayor comodidad y seguridad para los asistentes.

Sin embargo, el debate sobre si es adecuado desperdiciar toneladas de tomates para la celebración de la Tomatina es tan antiguo como la fiesta:
“Se están desperdiciando toneladas de tomate cuando muchos bancos de alimentos tienen escasez “, es el principal argumento de sus detractores.

Así, pese a que los encargados de la celebración explican que los tomates que se emplean en la Tomatina no pueden comercializarse y terminarían en la basura al no cumplir con los requisitos para el consumo humano, los detractores insisten en que de todos modos, el cultivo y distribución de los alimentos consume agua, electricidad y efectos nocivos como la creación de CO2.

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