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El rostro de la pobreza infantil

“La primera igualdad, es la equidad”

                                                                                                                                                                                  Víctor Hugo

Ante este origen, ¿podrá alcanzar un mejor destino?

La pobreza infantil es similar a la pobreza humana. Digo y afirmo esto porque después de leer sobre el particular rostro de la inocencia, me invade una nostalgia que pocas veces he experimentado. Este profundo retrato, exalta en su más profunda expresión, la inexorable, cruel, despiadada realidad en la que hoy nos vemos sumergidos todos los seres humanos. Verdaderamente me pregunto, ¿seremos nosotros, como sociedad consumista, egoísta, en esa permanente búsqueda por el bien común, esos parásitos sociales? ¿Cómo hacer conciencia? No solo por aquel sentido de culpabilidad que traemos tatuado de origen, sino abrazando a nuestra propia especie humana, asumiendo quizá, un rol diferente, menos materialista, más humano.

Estudios de la OMS (Organización Mundial de la Salud), nos demuestran que los avances tecnológicos para facilitar la vida entre la población en temas de comodidad, son infinitamente superiores a lo que se invierte en el combate a la pobreza infantil. Esto, como sociedad, nos debe llevar a una reflexión de supervivencia, de qué nos sirve mandar satélites al universo, si aún no somos consientes y capaces de enviar un plato de comida a cada rincón en el que yace un niño con hambre.

Cada vez es más grande esa brecha económica entre la sociedad, aún así, ni economistas, ni empresarios, ni estadistas, trabajan en mayores esfuerzos para redefinir la aceptación humana con el fin de ayudar a nuestros niños hambrientos.

La pobreza infantil atenta contra todo derecho humano y es un retrato de la desigualdad que prevalece en la sociedad mexicana. La pobreza no conoce de razones, si no, por qué entonces tantos niños tienen que verse en la necesidad de preguntarse, ¿voy a comer hoy?

¿Cómo destinar una parte de nosotros para palear el hambre y la seguridad alimentaria, de salud, educación y cariño para nuestros niños sumergidos en la orfandad de la miseria? ¿Cómo propiciar, que su origen logre un mejor destino?

Una acción por un niño se puede traducir en un mejor ser humano. ¿Qué haces tú, qué hacemos todos para evitar aquel rostro impoluto de la pobreza infantil?

 

Claudia Mollinedo
Analista político y conductora de noticias

 

Fotografía: Alfredo García Francés

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